LO QUE HAY PARA ESTA SEMANA

1.-LA LEYENDA DE LA LLORONA
3.-EN AUDIO "LAS TRES MEJORES HISTORIAS DE TERROR DE LA MANO PELUDA"

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lunes, 27 de abril de 2009


NO PASES POR SALAMANCA QUE AHI ME HIERE EL RECUERDO... RUMBO AL BICENTENARIO UN VIAJE A GUANAJUATO (Relato)


“No pases por Salamanca que ahí me hiere el recuerdo” ¡claro que no lo hice! –Salí de México y pasé por Querétaro, Celaya, e Irapuato, pero haciendo caso a la recomendación del canta autor José Alfredo Jiménez en su letra “Caminos de Guanajuato” y evitando discrepar en su tan implacable y a la vez entendida petición, fui directo y sin escalas hasta la ciudad de Guanajuato.
El trayecto ofrece paisajes llenos de sierras, algo áridas por la temporada del año pero majestuosas en sus formas y tamaños, el sol del medio día te acompaña en tu recorrido final y más si partes de la ciudad de México a un hora recomendable para los adoradores del sueño, y es que los cuatrocientos y tantos kilómetros que separan ambos puntos no significan un impedimento por adentrarse en un sitio ahora catalogado por mí como un “reino mágico y atemporal” y es que la entrada a esta dimensión comienza con el recibimiento de aquel vigía de piedra, postrado sobre el cerro más alto, capaz de visualizarse kilómetros atrás, dejando en claro con su tamaño, un gesto cálido y brazos extendidos el recibimiento amable al forastero que ha venido ha llenarse de las riquezas que brotan de este lugar, la sierra ofrece en sus entrañas un sitio privilegiado, paisajes intrincados que descubres al paso y que se muestran con júbilo al forastero, sin pretensiones, pero seguros de su porte e importancia. La sangre colonial recorre las cuencas caprichosas de los cerros que enmarcan la ciudad, y es que al principio de este cuento no fueron si no ellos, los españoles quienes explotaron y dieron forma a una ciudad posada en suelos llenos de brillo y valor. No existe comparativo similar o cercano que ayude al paseante a explicarse lo que con asombro sus ojos contemplan, la sierra guarda escenarios insospechados para los que por primera ves recorremos las callejuelas y los jardines de esta ciudad, la magia del lugar te incrusta en paisajes pintados al óleo por algún artista desconocido, donde los túneles que recorren la ciudad son por obligación las puertas a nuevos cuadros, caminos de piedra o laberintos subterráneos que confunden al paseante y sirven de preámbulo a la presentación principal anunciada con el rayo de luz que se infiltra en el túnel y que alumbra un paisaje diferente. -Después, el camino se recorre a pie, con la vista en alto y giros de trescientos sesenta grados, la cámara fotográfica se convierte en una más de la extremidades del cuerpo y los flashes se dispersan por todos lados, las casas, monumentos y templos posan con gran pulcritud, presuntuosos de su arquitectura. Y que decir de sus calles y callejones, guardianes silenciosos de leyendas, historias y momentos importantes en la trascendencia de un país, estas calles han mirado pasar personajes comunes e importantes, que por sus habilidades y hazañas han conseguido guardarse en el registro histórico de un país; Guanajuato es guardián de épocas y de momentos, así se contempla en el recorrido casa por casa, ahora convertidas por si mismas en patrimonio de la humanidad, sus placas colocadas al frente hacen mención del personaje ilustre o popular que vivió y creció allí, solo basta con imaginar el momento preciso, utilizar la mente y viajar en el tiempo para encontrarse con la visión casi exacta del suceso y colocarse a un lado de Miguel Hidalgo o del Pipila o de Allende y escuchar de su propia voz un grito de independencia, o bien toparse de frente con los cantos de José Alfredo Jiménez y de Jorge Negrete, los registros vivos de la historia se encuentran aquí, creencias, historias de vida, caprichos del destino, estilos de vida de aquellas personas que dieron forma a una cultura y una ciudad, acciones que tomaron y que nunca imaginaron que se contarían años después, decisiones que transformaron la vida colectiva de los que ahí habitaban. Y luego así, el siguiente túnel marca un nuevo contraste, una época diferente, personajes distintos que también dejaron huella de su paso por esta vida, la vista exclama piedad, el “colage” que forman las casa con sus colores vivos en rojo, amarillo, verde, las haciendas apostadas a las orillas, los templos con sus fachadas barrocas hacen imaginar el caminar dentro una maqueta, los paseantes se concentran en el acecho del ¿que vendrá? ¿Qué habrá más allá de la siguiente pendiente?, del siguiente declive o detrás de esa fachada imponente y deslumbrante, construida de cantera blanca con escalinatas altas y anchas que hacen perder la vista si se mira hacia arriba, la Universidad de Guanajuato es sin duda un exponente de la adaptación y del juego arquitectónico que se logra al entender las formas complicadas de la serranía. Callejones más adelante, nuevamente el enfrentamiento con la historia es inminente, rodeada por casas y construida en lo que antiguamente serian las orillas de la ciudad se encuentra una construcción que data del siglo XVII y que fue escenario del suceso más importante de la ciudad, con personajes tan importantes que hoy por hoy se consideran en los libros de historia como los “Padres de la patria”, la alhóndiga de granaditas representa el inicio del movimiento social más impórtate de México, -no es cualquier cosa estar ahí-, pararse en ese escenario invita a entender las circunstancias verdaderas que orillaron a estos personajes a levantarse en armas, si se guarda el suficiente silencio, es posible escuchar la explosión de la pólvora y los gritos de los caídos, así como el choque de las piedras lanzadas a gran velocidad por mineros y gente del pueblo que a falta de armas de fuego utilizaban “voleadoras” para someter a los miles de españoles arremetidos dentro de las cuatro grandes paredes de esta famosa alhóndiga de granaditas. El tiempo avanza tan rápido como los sucesos ocurridos en las calles de esta ciudad, y rápidamente la oscuridad de la noche aparta los rayos de sol y la ciudad viste con traje de gala y luces artificiales cada una de las construcciones y templos de la ciudad, pronto los visitantes son nuevamente participes de paisajes coloniales cubiertos de nostalgia, el ambiente se cubre de un romanticismo pacifico y las leyendas de amor y desamor se apoderan de las almas de la infinidad de parejas que caminan tomados de las manos construyendo un romance diferente y singular, en las plazuelas se construyen los ambientes ideales para disfrutar de esta intervención espiritual y las parejas se sumergen en el ambiente rítmico de la noche estrellada, el sonido de la caída de agua dentro de las fuentes aporta al ambiente un misticismo irreal y los corazones se alimentan con el beso que encierra el deleite de una ciudad llena de magia.

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