LO QUE HAY PARA ESTA SEMANA

1.-LA LEYENDA DE LA LLORONA
3.-EN AUDIO "LAS TRES MEJORES HISTORIAS DE TERROR DE LA MANO PELUDA"

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lunes, 21 de septiembre de 2009


ATRAPADO Y APLASTADO EN EL ZÓCALO CAPITALINO

En una concentración de gente lo más peligroso es el pánico colectivo, esto lo comprobé el sábado pasado. Un evento que pintaba espectacular y divertido, se convirtió en caótico y desesperante. El evento de luces y sonido que se organizó en el Zócalo Capitalino no sirvió más que para dar muestra de la incompetencia de las autoridades, el evento de luces realmente es de primer nivel, transformar Palacio Nacional no es tarea fácil, combinar efectos donde la iluminación coloca rostros diferentes en las paredes frontales del edificio realmente sorprende, Sin embargo, todo ese gran espectáculo se vio –como siempre- demeritado al punto de convertirse en un desastre, y esto debido a la falta de preparación de las autoridades, la logística de un evento donde concentras a miles de personas no puede tomarse -como seguramente lo hicieron- como algo menor y sin importancia. Quiero imaginar a alguno de nuestros gobernantes parados en medio de ese mar de personas, con sus hijos como responsabilidades únicas y expectantes ante cualquier indicio de peleas para protegerse a ellos y a sus familias. Al terminar el evento todos tratamos de dirigirnos a alguna de la avenidas que dan acceso al Zócalo, pero al quinto paso todo se detuvo, no hubo más moviendo, las salidas estaban bloqueadas por las personas que querían entrar a presenciar el siguiente espectáculo, poco a poco el mar de gentes se empezó a concentrar en las orillas -más de 95 mil personas atrapadas, según datos de la autoridades, para mi era más gente, pronto los espacios se hicieron más y más pequeños, la compresión de espacios se cerró por completo, no había posibilidades de moverse, después de los primeros diez minutos todo parecía en calma, las personas bromeaban con la situación, sin embargo, esos rostros comenzaron a reflejar la desesperación propia de sentirse atrapados y sin salida, nadie se podía mover, no había alguna indicación coherente que indicara una posible salida, el Zócalo literalmente se detuvo. Minutos más tarde el pánico latía con más y más fuerza, algunos comenzaron a caminar a contra flujo tratando de acercarse al estrado ubicado en una de las orilla de la plancha de asfalto, estrado que sirviera como escenario para algún grupo musical –cada quien su vida dijo el tipo que jalaba en cadena a sus niños y esposa, fueron esos instantes donde la desesperación comenzó a ser presa de los muchos ahí atrapados, había gritos que exigían “déjenos salir” “déjenos salir”, se notaban mas fuertes con el paso del tiempo. Todos mirábamos a nuestro alrededor analizando, estudiando y por supuesto ya esperando la embestida frenética de la gente entrada en pánico, fue por lo menos una hora en que la maza de gente permaneció impávida, expectante y confundida, los ataques de claustrofobia comenzaban a hacerse presentes en ciertas personas, niños llorando, adultos gritándose con aquel que chocaba contra el, el ambiente solo necesitaba de un chispazo de desesperación y desenfreno para que todo aquello se hubiese convertido en una tragedia. El sonido local habló indicando una salida, tres minutos después cambió la indicación lo que confundió a todos lo ahí presentes –no se volvió a escuchar ninguna indicación más por parte de la autoridades, estábamos a ciegas en ese mar de personas, desde mi ubicación solo veía cabezas que se repetían hasta perderse detrás de los edificios, solo algunos los menos, trepados en los postes de semáforos o de luz donde podían dar alguna indicación de lo que ocurría más adelante, aunque siempre sus palabras eran las mismas “no hay paso”. Realmente es de admirar la capacidad de las personas ahí presentes para controlar la situación, si es verdad que hubo brotes incendiarios de posibles grescas hechas por los clásicos insensatos, pero estos fueron rápidamente apagados por el equilibrio y estabilidad de la mayoría que sabía que lo mejor en esos momentos era conservar la calma.
–No nos merecemos el gobierno que tenemos- la gente sola se pudo organizar, comprendió y actuó. Pero aun así, en el aire se respiraba latente el recuerdo de tragedias como el antro de News Divine, los aplastados en los túneles del estadio de CU y por supuesto la tragedia del sismo del 85, que en una macabra coincidencia ese día se recordaba con la bandera a media asta la muerte de miles de personas. Todo eso se respiraba en el aire, fue casi una hora y media que tardamos en salir de aquella prisión de gente, entre empujones y choques tomamos una salida por la avenida 5 de mayo donde con total desilusión miraba a los policías repegados en las orillas de los edificios admirando con total indiferencia los rostros de descanso de las personas ahora ya sabiéndose a salvo.
Como siempre es obligación cuando se ha salido a salvo de un peligro preguntarse que hubiera pasado sí tal o cual cosa se hubiera o no se hubiera presentado, yo solo puedo sacar como conclusión de una situación como esta; que el mexicano muestra su verdadera fuerza de la tragedia, la gente ahí presente fue la que realmente impidió que eso se derivara en muertos y aplastados, las autoridades no asomaron la cabeza, este es un homenaje a la mayoría de las personas que alentaron al orden y a la comprensión, que entendieron que las vidas de muchos dependían de su buen comportamiento. Y ahí ante la mirada impávida de Hidalgo, Morelos y Allende se demostró que México no es su gobierno, que nunca lo será, que los mexicanos podemos ponernos de acuerdo, y en este día y terminando de conmemorar el mes patrio, debo felicitar a mi gente y recordarles a todos que hablando se llegan a acuerdos, por que ahí la comunicación significó el activo para que en estos momentos no se hablara de la otra tragedia del 19 de Septiembre.

No vuelvo a ir a un evento en el Zócalo Capitalino, por lo menos mientras este gobierno se encuentre en funciones.


COPA TRAS COPA BOTEIA TRAS BOTEIA
Nota: escuchen el video al momento que leen, eso le dará un toque especial.
Ando borracho por que soy muy feliz…verda… de Dios que si
“Ando borracho mas lo bueno es que no caigo, pues me sostiene la fuerza del orgullo. Tu que dijiste este ya lo traigo herido, Nunca en la vida tus ojos lo verán.Copa tras copa, boteia tras boteia, conforme tomo me voy reconfortando, serás muy linda mas conmigo eso no vale, nada en el mundo a mi me hará caer.”
Así inicia la canción que entona Pedro Infante en una de sus tantas películas, esta canción en especial refleja el animo de tomador y borrachote empedernido que caracteriza al mexicano, así que siguiendo con este animo de marcar las diferencias de nuestra gente en comparación a la de otros países -muestro así- cómo las canciones y nuestra música está hecha pa´tomar, así la tristeza de amores toma otro ritmo, la traición de la desdichada se mete directito en el corazón y se saca en un grito bien o mal entonado, que no importa como suene lo que importa es que se sienta en el alma, que aquella sepa que nos estamos muriendo por su culpa, y que el alcohol es la única forma de sacarla de adentro, Así las coplas mexicanas, el mariachi y el sentimiento bohemio sirven de consuelo, cantarle al desdichado o a la desdichada sirve como pomada que no cura pero hay como disminuye el dolor -solo una noche- que importa, mañana seguiré sufriendo y seguiré tomando hasta que este maldito dolor de vaya, tal ves le marque y le diga que me duele hasta el alma su traición, ¿pa´que me deja? Ya volverá y lo hará rogando de rodillas.
“Cuando en las noches te decía que te quería, era mentira nomas te fui tanteando, soy golondrina que el espacio va cruzando, nunca en la vida en jaula me verán.“ continua así la letra de la canción.
Ya pa´la segunda botella estas mas perdido que un extranjero en el Zócalo capitalino, pero el animo se hace más grande, la garganta sigue entonando cada una de las canciones, mientras mas tristes mejor, -de amor y contra de ellas grita el amigo, que entiende que tu dolor solo se quita con más alcohol y una buena gritadera. La tristeza se conforta con el dolor del extraño que canta al igual que muchos de sufrimiento, las historias de ellos o ellas se complementan porque la pena de amores es la misma, solo el mexicano sabe que se siente cantar de dolor, de alegría o de pena, y es ahí, con el liquido dulzón del trago que anestesia las dolencias del corazón, donde el animo de la tristeza se disfraza de alegría y la catarsis del olvido asienta las turbulencias del corazón, del que sufre, que entra a escena el cántico ranchero, norteño, bohemio más bien mexicano que estremece el interior de todos los que acompañan al dolido, la pena con alcohol es buena y acompañado mejor, con la última estrofa se reafirma que esta y cien canciones más hablan de la pena que traes y que si en algún momento pudieras escribir de tu dolor seguramamente dirías lo mismo, así que traigan un botella más que la borrachera sigue y mientras haya dolor en el pecho y los recuerdos de aquel o de aquella no se alejen, la música y el alcohol seguirá corriendo, como agua cristalina y pura de corazón.
“Copa tras copa, botella tras botella, conforme tomo me voy reconfortando, Ya me despido de tu amor me voy cantando, Tus lindos ojos no me veran caer. Copa tras copa...”