LO QUE HAY PARA ESTA SEMANA

1.-LA LEYENDA DE LA LLORONA
3.-EN AUDIO "LAS TRES MEJORES HISTORIAS DE TERROR DE LA MANO PELUDA"

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lunes, 27 de abril de 2009


UNA NOCHE EN EL HOSTAL...

Estrenar el auto nuevo de Ivan con un viaje a Acapulco parecía la mejor opción para esas vacaciones de Semana Santa. Un Ibiza negro del año con “quemacocos” elevaba nuestro ego y nuestra seguridad por recorrer el malecón de Acapulco en busca de aventura y diversión.
Acordamos llegar a su casa a las siete de la mañana y de ahí pasar por el Carnal a Cuernavaca y partir directo hacia el puerto. -El camino transcurrió sin problemas, y un aire de libertad y ansiedad empujaba nuestras almas en dirección de la fiesta y el alcohol, sin embargo ninguno de los cuatro sabría lo que en esa noche estaba por suceder.

El Carnal propuso un hostal para hospedarnos, setenta pesos la noche por persona, agua caliente y además céntrico para desplazarnos a los mejores antros del lugar. -Guey… al hostal llegan “gavachas”, canadienses, de todo… ahí conectamos y sirve que nos ahorramos una lana. El resto de nosotros no tuvimos más que aceptar tal propuesta, al fin de cuentas el Carnal es un referente si de pedas se trata. Ya con el animo a full y el sudor recorriendo nuestras frentes, buscamos lugar para estacionar el auto y bajar el equipaje, efectivamente setenta pesos la noche, pago por adelantado y por el hecho de tratarse de cuatro personas, nos podían ofrecer un cuarto especialmente para nosotros. Según recuerdo el cuarto se trataba de un espacio reducido de dos metros de ancho por otros dos metros de largo, en realidad más que una habitación de hostal eso parecía el cuarto de uno de los tantos “separos” que existen en las delegaciones de la ciudad a donde llevan a los borrachos o delincuentes de una noche. (Historia que les platicaré después) El cuarto me pareció muy buena opción ya que representaba algo de seguridad para nuestro equipaje y por supuesto para nosotros, -por lo menos eso pensamos en ese momento.
El resto del día en realidad nos dedicamos a agarrar la fiesta como lo teníamos pensado, el plan era simple: ir a la playa “agarrar la peda” regresar al hostal, un “regaderazo” y de ahí al antro. Sin embargo, sigo sin recordar en que momento perdimos conciencia de la hora, el Carnal decidió dormir unos minutos para recuperar fuerzas, lo siguió mi hermano y no tardamos en hacer lo mismo Ivan y yo, el día había sido agotador y dormir un rato nos haría muy bien. El pequeño “separo” tal como lo bauticé, contaba con cuatro bases de cemento que hacían las veces de cama, dos ubicadas en cada extremo del cuarto y una encima de la otra simulando unas literas, mi hermano tomó la superior del lado izquierdo y el Carnal la del lado derecho. Todos caímos rendidos ante el cansancio y yo fui el responsable de apagar esas dos pequeñas lámparas que proveían al cuarto de una escasa luz, la oscuridad cubrió al cuarto y el silencio se hizo presente. Fue solo después de un timbrazo de celular que todos despertamos, casi las cuatro de la mañana y ninguno había vencido al sueño, rápidamente nos hicimos a la idea de que ese día ya no saldríamos, -gran error de nuestra parte. –Tan solo imagino que de haber seguido el plan, ninguno de nosotros habríamos tenido que pasar por aquello. –La resignación nos indujo al sueño nuevamente, sin embargo, pasaron casi veinte minutos antes de escuchar ese estallido seco y fulminante. Rápidamente nos incorporamos al escuchar aquello, pero ninguno se atrevió a bajar de la cama, todos nos quedamos recostados como tratando de asimilar lo que ahí había ocurrido.
Fue mi hermano el primero que se atrevió a decir -eso fue un balazo, -todos sabíamos que estaba en lo correcto e inmediatamente el olor a pólvora terminó por convencernos. Eso nos llenó de confusión:

Ivan: ¿Que pedo wey si fue un plomazo?
MI hermano: Si… y fue aquí afuera del cuarto.
Yo: No chingues
El miedo y la duda comenzaron a apoderarse de nosotros, no entendíamos como después del estallido todo quedara en un silencio total, para ese momento el Carnal no hacía ningún comentario. Fueron cinco minutos en que nuestras mentes vivieron su propia película de terror. Discutimos sobre si salir o no:
Yo: Pues déjenme ver que onda allá afuera,
Carnal: No JuanKa no salgas
Yo: Guey es que ¿Qué pedo nadie hace ruido, nadie sale?
Ivan: Pues es que no debe haber nadie, todo mundo anda en la fiesta
En ese momento todos nos dimos cuenta que esto se podría poner aun peor y es que la situación era apremiante, estábamos en un hostal donde la encargada era un chava de veintantos años, con la incertidumbre de si la puerta principal se cerraba a determina hora o si había un acceso libre toda la noche, ¿Qué clase de gente podía llegar ahí? A nosotros nunca nos revisaron las cosas, cualquiera podría meter una pistola y hacer un desmadre en el momento que quisiera, -todo esto pasaba por nuestras mentes, no habían transcurrido ni siquiera diez minutos cuando escuchamos voces, se trata de una chica con un tipo, eran perceptibles y entendibles sus risas y comentarios, de pronto bum, nuevamente el estallido seco recorrió los pasillos del hostal, y las risas se transformaron en un grito exhalado, después, silencio, un terrible y total silencio. El miedo se metió a nuestras camas, solo esperábamos que entraran al cuarto y dispararan sobre nosotros. –Yo sabía que si se trataba de un asalto sería lo mejor para nosotros, nos quitarían las cosas, el dinero, la ropa pero solo eso, el verdadero problema sería que no fueran asaltantes, que en verdad se tratara de un pinche gringo desquiciado, drogado y estupidizado que como a solo días antes se había escuchado en las noticias, “koreano balacea escuela y mata a veinte de sus compañeros sin razón alguna.” -Que si el primo de eso pinche koreano estaba metido en ese hostal, que si había fumado más de la cuenta y decidió echarse unos plomazos al aire. Pero lo mejor era quedarnos ahí y no averiguar. Pasaron los minutos y el silencio seguía siendo total, ya ninguno dormía, no podíamos hacerlo, la ansiedad y las imágenes mentales de cada quien impedían cerrar los ojos, tan solo el comentario nervioso de uno de nosotros disminuyó la presión del momento:

Mi hermano: Lo bueno es que en las películas de terror siempre matan al negro mamado… sabíamos que se refería al Carnal.
Yo: si y después del negro mamado matan al gordito cagado.-Ivan soltó la carcajada acompañada de un sonoro –péndelo. Eso si que alivianó el ambiente, pronto el sueño venció nuevamente a la duda. Solo nos quedaba esperar que amaneciera y salir hasta que alguien más lo hiciera.

Solo hay algo más que comentar a esta historia, y eso es que amigos no confundan la imaginación con la realidad… al siguiente día salimos y vimos papales de una paloma tirados fuera de nuestra puerta. Pero la psicosis colectiva es cabrona y la conclusión es que de cuatro cabrones no se hizo ninguno y menos cuando todos ellos están pedos. Ja, ja, ja, “Un relato más de las pedas de nuestras vidas.”

NO PASES POR SALAMANCA QUE AHI ME HIERE EL RECUERDO... RUMBO AL BICENTENARIO UN VIAJE A GUANAJUATO (Relato)


“No pases por Salamanca que ahí me hiere el recuerdo” ¡claro que no lo hice! –Salí de México y pasé por Querétaro, Celaya, e Irapuato, pero haciendo caso a la recomendación del canta autor José Alfredo Jiménez en su letra “Caminos de Guanajuato” y evitando discrepar en su tan implacable y a la vez entendida petición, fui directo y sin escalas hasta la ciudad de Guanajuato.
El trayecto ofrece paisajes llenos de sierras, algo áridas por la temporada del año pero majestuosas en sus formas y tamaños, el sol del medio día te acompaña en tu recorrido final y más si partes de la ciudad de México a un hora recomendable para los adoradores del sueño, y es que los cuatrocientos y tantos kilómetros que separan ambos puntos no significan un impedimento por adentrarse en un sitio ahora catalogado por mí como un “reino mágico y atemporal” y es que la entrada a esta dimensión comienza con el recibimiento de aquel vigía de piedra, postrado sobre el cerro más alto, capaz de visualizarse kilómetros atrás, dejando en claro con su tamaño, un gesto cálido y brazos extendidos el recibimiento amable al forastero que ha venido ha llenarse de las riquezas que brotan de este lugar, la sierra ofrece en sus entrañas un sitio privilegiado, paisajes intrincados que descubres al paso y que se muestran con júbilo al forastero, sin pretensiones, pero seguros de su porte e importancia. La sangre colonial recorre las cuencas caprichosas de los cerros que enmarcan la ciudad, y es que al principio de este cuento no fueron si no ellos, los españoles quienes explotaron y dieron forma a una ciudad posada en suelos llenos de brillo y valor. No existe comparativo similar o cercano que ayude al paseante a explicarse lo que con asombro sus ojos contemplan, la sierra guarda escenarios insospechados para los que por primera ves recorremos las callejuelas y los jardines de esta ciudad, la magia del lugar te incrusta en paisajes pintados al óleo por algún artista desconocido, donde los túneles que recorren la ciudad son por obligación las puertas a nuevos cuadros, caminos de piedra o laberintos subterráneos que confunden al paseante y sirven de preámbulo a la presentación principal anunciada con el rayo de luz que se infiltra en el túnel y que alumbra un paisaje diferente. -Después, el camino se recorre a pie, con la vista en alto y giros de trescientos sesenta grados, la cámara fotográfica se convierte en una más de la extremidades del cuerpo y los flashes se dispersan por todos lados, las casas, monumentos y templos posan con gran pulcritud, presuntuosos de su arquitectura. Y que decir de sus calles y callejones, guardianes silenciosos de leyendas, historias y momentos importantes en la trascendencia de un país, estas calles han mirado pasar personajes comunes e importantes, que por sus habilidades y hazañas han conseguido guardarse en el registro histórico de un país; Guanajuato es guardián de épocas y de momentos, así se contempla en el recorrido casa por casa, ahora convertidas por si mismas en patrimonio de la humanidad, sus placas colocadas al frente hacen mención del personaje ilustre o popular que vivió y creció allí, solo basta con imaginar el momento preciso, utilizar la mente y viajar en el tiempo para encontrarse con la visión casi exacta del suceso y colocarse a un lado de Miguel Hidalgo o del Pipila o de Allende y escuchar de su propia voz un grito de independencia, o bien toparse de frente con los cantos de José Alfredo Jiménez y de Jorge Negrete, los registros vivos de la historia se encuentran aquí, creencias, historias de vida, caprichos del destino, estilos de vida de aquellas personas que dieron forma a una cultura y una ciudad, acciones que tomaron y que nunca imaginaron que se contarían años después, decisiones que transformaron la vida colectiva de los que ahí habitaban. Y luego así, el siguiente túnel marca un nuevo contraste, una época diferente, personajes distintos que también dejaron huella de su paso por esta vida, la vista exclama piedad, el “colage” que forman las casa con sus colores vivos en rojo, amarillo, verde, las haciendas apostadas a las orillas, los templos con sus fachadas barrocas hacen imaginar el caminar dentro una maqueta, los paseantes se concentran en el acecho del ¿que vendrá? ¿Qué habrá más allá de la siguiente pendiente?, del siguiente declive o detrás de esa fachada imponente y deslumbrante, construida de cantera blanca con escalinatas altas y anchas que hacen perder la vista si se mira hacia arriba, la Universidad de Guanajuato es sin duda un exponente de la adaptación y del juego arquitectónico que se logra al entender las formas complicadas de la serranía. Callejones más adelante, nuevamente el enfrentamiento con la historia es inminente, rodeada por casas y construida en lo que antiguamente serian las orillas de la ciudad se encuentra una construcción que data del siglo XVII y que fue escenario del suceso más importante de la ciudad, con personajes tan importantes que hoy por hoy se consideran en los libros de historia como los “Padres de la patria”, la alhóndiga de granaditas representa el inicio del movimiento social más impórtate de México, -no es cualquier cosa estar ahí-, pararse en ese escenario invita a entender las circunstancias verdaderas que orillaron a estos personajes a levantarse en armas, si se guarda el suficiente silencio, es posible escuchar la explosión de la pólvora y los gritos de los caídos, así como el choque de las piedras lanzadas a gran velocidad por mineros y gente del pueblo que a falta de armas de fuego utilizaban “voleadoras” para someter a los miles de españoles arremetidos dentro de las cuatro grandes paredes de esta famosa alhóndiga de granaditas. El tiempo avanza tan rápido como los sucesos ocurridos en las calles de esta ciudad, y rápidamente la oscuridad de la noche aparta los rayos de sol y la ciudad viste con traje de gala y luces artificiales cada una de las construcciones y templos de la ciudad, pronto los visitantes son nuevamente participes de paisajes coloniales cubiertos de nostalgia, el ambiente se cubre de un romanticismo pacifico y las leyendas de amor y desamor se apoderan de las almas de la infinidad de parejas que caminan tomados de las manos construyendo un romance diferente y singular, en las plazuelas se construyen los ambientes ideales para disfrutar de esta intervención espiritual y las parejas se sumergen en el ambiente rítmico de la noche estrellada, el sonido de la caída de agua dentro de las fuentes aporta al ambiente un misticismo irreal y los corazones se alimentan con el beso que encierra el deleite de una ciudad llena de magia.