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Reseña del concierto de Nacho Vegas
Escrito por Víctor Guzmán "El Culey"
Nacho Vegas, Lunario del Auditorio Nacional, 19 de septiembre de 2009
Pasaron poco más de dos años para que Nacho Vegas volviera a presentarse en México. La ocasión anterior fue de la mano de Enrique Bunbury presentando el Tiempo de las Cerezas, disco doble donde comparten créditos. El trabajo mutuo sirvió de excelente pretexto para que el público mexicano pudiera penetrar a la carrera de uno de los más talentosos cantautores de la escena independiente española. Ahora en solitario y presentando El Manifiesto Desastre, su cuarto álbum, Nacho Vegas brilló con luz propia en la Ciudad de México, haciendo valedera aquella invitación que nos hiciera Bunbury en 2006 a escuchar aquel muchacho ensimismado con quien compartió disco y escenario.
Hay cosas que se cuentan y otras que por más palabras que se les echen encima no acaban de roernos las entrañas. Entrar al mundo musical y lírico de Nacho Vegas es precisamente escuchar relatos de situaciones donde la nostalgia, el miedo insuperable, la muerte, el fracaso, la tristeza, el auto sabotaje, el amor y su gemelo siniestro; son la materia prima con que cada una de las piezas son elaboradas; se entra como espectador y se permanece como protagonista, las canciones son espejos del propio pasado, de lo que se vive a diario u obscuras premoniciones. Teniendo como marcada influencia el folk norteamericano, es imposible no vincularle con artistas del género como Bob Dylan, Leonard Cohen o Townes Van Zandt; así, cada una de las composiciones narran historias personales pero donde la verdadera trama sucede en el subsuelo de la canción, lo narrado afecta porque el origen, la razón de decir, trasciende los nombres mencionados o incluso las situaciones.
Si bien en el sonido y letras de Vegas son identificables influencias también de Nick Cave o Tom Waits, es correcto y justo decir que alcanza una voz propia, una asimilación correcta de lo escuchado y de lo que dice el propio interior, de la necesidad de narrar, lírica y musicalmente, desde la propia experiencia; donde afectan el origen y el entorno. Por tanto, no es extraño percibir folclore peninsular, así como rock y hasta melodías pop, en el mejor uso de la palabra, con una marcada tendencia noise.
El sábado 19 de septiembre Nacho Vegas se presentó en el Lunario del Auditorio Nacional iniciando así oficialmente la vinculación del público mexicano con su carrera solista; alrededor de mil personas llenaron el lugar, esperando con ansia la salida a escena. Inició la noche la artista invitada Christina Rosenvinge (con quien Nacho ya compartió la autoría de un disco), con un set acústico en guitarra y piano de alrededor de 30 minutos, interpretando canciones de su más reciente disco, Tu Labio Superior. Pocas modificaciones al escenario fueron necesarias para que Nacho Vegas saliera entre el griterío de la concurrencia. El repertorio fue una revisión a su discografía que duró poco más de dos horas, inició con La Plaza de la Soledad, para continuar con Va a Empezar a Llover de El Tiempo de las Cerezas. El público coreó cada una de las 18 canciones a lo largo del concierto, sobre todo las piezas de El Manifiesto Desastre como el villancico obscuro, Junior Suite, la Dylanezca Detener el Tiempo o Dry Martini SA; además de las contenidas en el disco realizado con Bunbury tales como Serie Negra o El Cazador.
Evidentemente, y como era de esperarse con un artista como Nacho Vegas, el concierto transcurrió en un formato un tanto distinto a lo que regularmente se está acostumbrado. Lo pequeño del lugar y un público con virtudes más cualitativas que cuantitativas, fueron excelente contexto para dar un tinte más íntimo a la presentación, se disfrutaba así de cada acorde, de cada verso. No hicieron falta elementos externos para conmover al público; la iluminación era sencilla y el sonido perfecto tanto en volumen como en mezcla, cada músico sonaba impecable, haciendo justicia a su calidad. Nacho se mostró agradecido con la recepción, sin embargo, hubo poca comunicación con el público, en tanto discurso; dejó paso para que su obra hablara por él. Algo relevante fue que a lo largo del concierto Vegas prácticamente no se movió, más que para cambiar de guitarra, se le notaba concentrado, casi ensimismado, arrojando el alma con cada palabra. El público participó entusiasta en todo momento, cantando, moviendo los brazos o incluso brincando; se respondía así a la entrega del artista. Probablemente los momentos más altos de la noche fueron cuando interpretó la siempre solicitada El Hombre que Casi Conoció a Michi Panero y la amarga y bellamente obscura El Ángel Simón, esta última en un arreglo distinto, dotando de más furia a cada uno de los versos. De esta manera cerró el concierto después de un par de encore.
Más allá de una crónica, la intención de todo lo dicho es invitar a descubrir a este Cantautor Asturiano; a éste bohemio del siglo XIX extraviado en nuestra época. Cualquiera puede identificarse en su prolífica obra, el único requisito es tener los deseos de escuchar canciones que exigen al escucha penetrarlas pacientemente, no es difícil cuando existe honestidad, cualidades musicales y creatividad; este es el caso. La recompensa será disfrutar del lujo que es escuchar en español a un artista como Nacho Vegas, de habla sencilla pero de gran profundidad, que entiende que la palabra cantada debe estar sustentada con argumentos melódicos, armónicos y de búsqueda sonora; un músico y letrista alejado por completo de la arrogancia y las carencias musicales (sobre todo en el plano creativo) de otros cantautores en nuestro idioma. Para entrarle a su obra, se recomienda el disco que hizo a dúo con Enrique Bunbury, El Tiempo de las Cerezas, tanto en la versión del álbum de estudio como el DVD en vivo en Barcelona. En México se puede conseguir un recopilado, hecho especialmente para nuestro país, con algunas de las canciones de sus álbumes y EPs previos al Tiempo de las Cerezas. También está disponible en este lado del mundo su más reciente disco a un precio bastante accesible. La otra parte de su catálogo puede adquirirse vía comercio electrónico con su disquera Limbostarr.
El que aquí entra no sale
lo sabías al llegar,
Ves las sombras pasar
y las oyes follar como animales
Junior Suite
Nacho Vegas
Pasaron poco más de dos años para que Nacho Vegas volviera a presentarse en México. La ocasión anterior fue de la mano de Enrique Bunbury presentando el Tiempo de las Cerezas, disco doble donde comparten créditos. El trabajo mutuo sirvió de excelente pretexto para que el público mexicano pudiera penetrar a la carrera de uno de los más talentosos cantautores de la escena independiente española. Ahora en solitario y presentando El Manifiesto Desastre, su cuarto álbum, Nacho Vegas brilló con luz propia en la Ciudad de México, haciendo valedera aquella invitación que nos hiciera Bunbury en 2006 a escuchar aquel muchacho ensimismado con quien compartió disco y escenario.
Hay cosas que se cuentan y otras que por más palabras que se les echen encima no acaban de roernos las entrañas. Entrar al mundo musical y lírico de Nacho Vegas es precisamente escuchar relatos de situaciones donde la nostalgia, el miedo insuperable, la muerte, el fracaso, la tristeza, el auto sabotaje, el amor y su gemelo siniestro; son la materia prima con que cada una de las piezas son elaboradas; se entra como espectador y se permanece como protagonista, las canciones son espejos del propio pasado, de lo que se vive a diario u obscuras premoniciones. Teniendo como marcada influencia el folk norteamericano, es imposible no vincularle con artistas del género como Bob Dylan, Leonard Cohen o Townes Van Zandt; así, cada una de las composiciones narran historias personales pero donde la verdadera trama sucede en el subsuelo de la canción, lo narrado afecta porque el origen, la razón de decir, trasciende los nombres mencionados o incluso las situaciones.
Si bien en el sonido y letras de Vegas son identificables influencias también de Nick Cave o Tom Waits, es correcto y justo decir que alcanza una voz propia, una asimilación correcta de lo escuchado y de lo que dice el propio interior, de la necesidad de narrar, lírica y musicalmente, desde la propia experiencia; donde afectan el origen y el entorno. Por tanto, no es extraño percibir folclore peninsular, así como rock y hasta melodías pop, en el mejor uso de la palabra, con una marcada tendencia noise.
El sábado 19 de septiembre Nacho Vegas se presentó en el Lunario del Auditorio Nacional iniciando así oficialmente la vinculación del público mexicano con su carrera solista; alrededor de mil personas llenaron el lugar, esperando con ansia la salida a escena. Inició la noche la artista invitada Christina Rosenvinge (con quien Nacho ya compartió la autoría de un disco), con un set acústico en guitarra y piano de alrededor de 30 minutos, interpretando canciones de su más reciente disco, Tu Labio Superior. Pocas modificaciones al escenario fueron necesarias para que Nacho Vegas saliera entre el griterío de la concurrencia. El repertorio fue una revisión a su discografía que duró poco más de dos horas, inició con La Plaza de la Soledad, para continuar con Va a Empezar a Llover de El Tiempo de las Cerezas. El público coreó cada una de las 18 canciones a lo largo del concierto, sobre todo las piezas de El Manifiesto Desastre como el villancico obscuro, Junior Suite, la Dylanezca Detener el Tiempo o Dry Martini SA; además de las contenidas en el disco realizado con Bunbury tales como Serie Negra o El Cazador.
Evidentemente, y como era de esperarse con un artista como Nacho Vegas, el concierto transcurrió en un formato un tanto distinto a lo que regularmente se está acostumbrado. Lo pequeño del lugar y un público con virtudes más cualitativas que cuantitativas, fueron excelente contexto para dar un tinte más íntimo a la presentación, se disfrutaba así de cada acorde, de cada verso. No hicieron falta elementos externos para conmover al público; la iluminación era sencilla y el sonido perfecto tanto en volumen como en mezcla, cada músico sonaba impecable, haciendo justicia a su calidad. Nacho se mostró agradecido con la recepción, sin embargo, hubo poca comunicación con el público, en tanto discurso; dejó paso para que su obra hablara por él. Algo relevante fue que a lo largo del concierto Vegas prácticamente no se movió, más que para cambiar de guitarra, se le notaba concentrado, casi ensimismado, arrojando el alma con cada palabra. El público participó entusiasta en todo momento, cantando, moviendo los brazos o incluso brincando; se respondía así a la entrega del artista. Probablemente los momentos más altos de la noche fueron cuando interpretó la siempre solicitada El Hombre que Casi Conoció a Michi Panero y la amarga y bellamente obscura El Ángel Simón, esta última en un arreglo distinto, dotando de más furia a cada uno de los versos. De esta manera cerró el concierto después de un par de encore.
Más allá de una crónica, la intención de todo lo dicho es invitar a descubrir a este Cantautor Asturiano; a éste bohemio del siglo XIX extraviado en nuestra época. Cualquiera puede identificarse en su prolífica obra, el único requisito es tener los deseos de escuchar canciones que exigen al escucha penetrarlas pacientemente, no es difícil cuando existe honestidad, cualidades musicales y creatividad; este es el caso. La recompensa será disfrutar del lujo que es escuchar en español a un artista como Nacho Vegas, de habla sencilla pero de gran profundidad, que entiende que la palabra cantada debe estar sustentada con argumentos melódicos, armónicos y de búsqueda sonora; un músico y letrista alejado por completo de la arrogancia y las carencias musicales (sobre todo en el plano creativo) de otros cantautores en nuestro idioma. Para entrarle a su obra, se recomienda el disco que hizo a dúo con Enrique Bunbury, El Tiempo de las Cerezas, tanto en la versión del álbum de estudio como el DVD en vivo en Barcelona. En México se puede conseguir un recopilado, hecho especialmente para nuestro país, con algunas de las canciones de sus álbumes y EPs previos al Tiempo de las Cerezas. También está disponible en este lado del mundo su más reciente disco a un precio bastante accesible. La otra parte de su catálogo puede adquirirse vía comercio electrónico con su disquera Limbostarr.
El que aquí entra no sale
lo sabías al llegar,
Ves las sombras pasar
y las oyes follar como animales
Junior Suite
Nacho Vegas
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ResponderEliminarO ES MUY CULEY?? JA JA JA