UPPS¡¡¡ SE ME FUE CHUECO EL BISTURÍ DIJO EL CIRUJANO
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DIA DE MUERTOS UNA TRADICIÓN 100% MEXICANA
El día de muertos es una tradición prehispanica que se mantiene hasta nuestros días, con la llegada de los españoles y mediante la evangelización se presentó un sincretizmo entre lo católico y lo prehispanico, actualmente festejamos el día de muertos colocando ofrendas en los hogares, y se asiste a los panteones para acompañar a los muertos, somos el único pais donde se festeja a la muerte, no en terminos de maldad sino como la dualidad contraria a la vida, como lo unico inevitable de nuestro destino.
RELATOS DE TERROR (LA MANO PELUDA)
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5.- PRIMER CAPITULO "LA VIDA EN COMA"
LA VIDA EN COMA
En el trayecto de un ciclo siempre es más complicado vivir el final que el principio, ya que es el punto donde la conciencia se da cuenta de que se han cometido los mismo errores, esa es la sensación en la que se encuentra sumergido Rolando“Penas” como le dicen los que le conocen, y es que el apodo le viene de raiz como dicen algunos por ahí, solo basta con platicar diez minutos con el, para comenzar a sentir la ansiedad, depresión y baja autoestima con las que expresa cada una de sus palabras. Y es que Rolando es capaz de generar en los que lo escuchan un sentimiento de tristeza profunda y una desesperanza tal que las metas internas se terminan pensando como hazañas imposibles. Esta situación a llevado a Rolando a quedarse un poquito solo, y digo solo un poquito, porque aun me tiene a mi, que a pesar de lo complicado que es llevar una relación con el, lo considero mi amigo, lo conozco perfectamente, podría decir que mejor que nadie, se como piensa, conozco las cosas que le gustan, lo que le pone contento y triste, se que es un tipo inteligente, rodeado de personas que lo quieren y respetan, que ha logrado infinidad de cosas en su vida, pero también se que ninguna de ellas le satisfacen o le llenan, que sus triunfos obtenidos se ven disminuidos por lo que el llama logros mediocres y sin sentido. Toda su vida hizo cosas para demostrarle a los demás que el sería alguien importante, se sentía orgulloso de ser un niño con preocupaciones de adulto –Cuando sea grande me comprare una casa enorme, Tendré un auto del año, Viviré con mi esposa e hijos, ¡Tendré!, ¡conseguiré!, ¡seré!, todo en un futuro que se considera bueno-, -solo es cuestión de esforzarse creía Rolando y es que a su vez el estigma de madurez que su familia puso sobre el, fue una carga pesada que le hizo pensar que por el simple hecho de ser así ya tenia el triunfo asegurado. Ya para sus 25 años Rolando no tenia auto, casa, ni novia, edad en la que según el ya debería contar con auto del año, departamento y una novia con la que estuviera en planes de matrimonio. Pronto esto comenzó a llenarle la mente de frustraciones y a sumergirlo en una depresión interna, su carácter comenzó a cambiar, poco a poco sus platicas se fueron convirtiendo en historias de negatividad, se llenó de miedos y culpas infundadas, su mente viajaba constantemente hacia mundos de reproche donde el debió hacer o decir tal cosa, pensaba que lo bueno aun no llegaba, En ocasiones, se llenaba de coraje y pensaba en el porqué de la vida, si el había sembrado porque no cosechaba. Realizaba sus actividades diarias sin entusiasmo, y ahora entendía que las preocupaciones de adulto no eran ni por tantito las que el había imaginado. Así que pronto comenzó a minimizar mas y más sus actividades, en el trabajo no veía oportunidades así que comenzó a amargarse su estancia ahí, y constantemente la misma pegunta retumbaba en su mente ¿cuando llegará el día?, -que día le preguntaba yo-.
En cierta ocasión me encontraba haciendo el recorrido normal por el bosque de Tlalpan, recorrido que me gusta hacer desde hace más de cinco años, 7:30 en punto -partir desde la entrada y rodear la fuente, correr hasta el ultimo asador y de regreso, todo en treinta minutos- esa mañana de sábado no era muy diferente a las demás, solo que en esa ocasión me tomaría más tiempo para relajarme del estrés semanal mirando simplemente la vegetación del lugar y tal vez divagar un tanto sobre las circunstancias del país, el trabajo, el amor, el fut bol, los amigos, y todas aquellas cosas de que tan inútilmente llenamos en ocasiones la mente, mi marcha era suave tal como lo había planeado, me sorprendió de pronto ver que ningún pensamiento pasaba por mi mente, que simplemente recorría el camino, viendo a mi alrededor y disfrutando realmente del paisaje, del olor de los árboles, y el sonido de los pájaros. El camino se hizo fácil, pero yo seguía extrañado y confundido por lo que pasaba en este día, tan común y simple como todos, pero distinto y confuso como ninguno. Mi extrañeza radicaba en el hecho de que mi mente, siempre llena de cosas, situaciones, imágenes, -siempre ruidosa y gritona, siempre activa,- en estos momentos realmente me abandonaba y me dejaba libre de culpas y reproches. Que tiene este día de especial, -me pregunté, -que hice diferente en mi rutina, que hoy me siento limpio, liviano y muy confiado, que sensación tan gratificante. Así que acostumbrado a cuestionar todo suceso ocurrido en la ocupación de mi vida, comencé a cuestionar y repasar cada una de las actividades que realicé por la mañana, -únicamente con la intención de encontrar algo diferente, algo que tal ves pasé por desapercibido y claro una ves detectado poder repetirlo a diario, por que eh de mencionar que soy de las persona mas rutinarias en este mundo, me considero metódico y muy quisquilloso con mis actividades. Cuando comienzo algo no paro hasta conseguirlo, mi mente no se tranquiliza hasta que encuentro una solución y cuando por fin la encuentro, paso el resto del día repasando una y otra ves la misma idea hasta que llega el día de llevarlo acabo, no puedo pensar en otra cosa hasta que llega el momento deseado, si estoy en alguna reunión estoy pensando, cuando voy al trabajo pienso, y cuando platico con alguien y mi mente cambia el canal, viene el pensamiento como un camicase japonés estrellándose contra la cabeza y continuo con la idea. >>Sonó el despertador, abrí mis ojos, encendí el televisor, fui al baño, me miré al espejo y me noté algo pálido, un poco ojeroso también, revisé, -nada en el estomago, en la garganta, la cabeza tampoco me dolía-. Mmm, -creo que debe ser la falta de sueño de la que he padecido durante la semana-, me vestí apresurado por que ya eran más de las seis de la mañana y mi caminata no puede empezar pasadas las siete treinta, comí algo sencillo, y apresuré el paso, subí a mi auto, lo encendí rápidamente y me dirigí al bosque, como es fin de semana, sabía que el tráncito no es muy pesado esos días, sin embargo un nudo de autos parados justo en la incorporación de Churubusco y Tlalpan detuvieron súbitamente mi marcha, -80 kilómetros por hora velocidad constante al incorporarme a una avenida principal y cien kilómetros por hora si la avenida es rápida, así como 20 kilómetros si es calle normal. Pero el problema fue que el velocímetro de mi auto bajo a cero, parado totalmente en una avenida de ochenta, súbitamente sentí como mi estomago reprochaba tal situación, -ahora tendría que empezar mi caminata después de la siente treinta- ¿y por que?, solo por la estupidez de unos jóvenes, que por su necesidad incomprensible de beber mientras conducen, volcaron su auto a más de 130 kilómetros por hora en una avenida ya eh dicho de ochenta. Estacioné mi auto cerca de la entrada principal, no quería perder más tiempo, mi estomago mantenía la molestia y pronto contagió a cada músculo y célula de mi cuerpo, así que todo yo estaba enojado por una situación que había pasado diez minutos atrás. Entré al parque y…<<>>Rolando, Rolando! escuche a mi madre, - no te alejes Rolando, camina rápido, fue con esa voz y ese llamado de mi madre que comprendí que mis esfuerzos por cambiar de rumbo no resultaron. -Entendí que nuevamente me había convertido en el personaje de mi propia vida, y ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Pronto me sorprendí caminando detrás de mi madre, ella llevaba de la mano a Luis y a Jimena, yo por ser el mayor tenía que escoltarlos por si alguno de ellos se soltaba de la cadena humana bajo la cual mi madre nos obligaba a caminar. Un viaje al centro de la ciudad siempre requería de un poco de osadía y valentía por parte de mi madre, -no había con quien dejar a los niños comentaba con Doña Eufemia, la vecina del departamento cuatro-, así que no quedaba más que cargar con ese pequeño regimiento conformado por dos soldados de infantería de entre los cinco y ocho años y aquel capitán con grado superior de sexto de primaria. -Pero con todo esto siempre fue interesante caminar por aquellas calles repletas de personas corriendo cargados con bolsas y bultos llenos de mercancía diversa. -El centro continua siendo un laberinto para aquellos que no lo visitan continuamente, sus calles y edificios coloniales se camuflaean detrás de infinidad de puestos y comerciantes que hacen suyo el camino a través de gritos y ademanes que invitan al paseante a comprar los artículos piratas que son mas corrientes pero mas baratos, lo que hace de un Centro Histórico un Centro Caótico.
Nos detuvimos en la tienda de telas, por encargo de la señora Elvira, había que comprar cinco metros de tela color azul turquesa y algo de lino color verde que combinara con unos zapatos de tacón bajo que “la revienta clientes” usaría el día de su boda, nunca nadie supo como fue que agarró marido, y menos yo, que solo repito lo que solía escuchar decir a mi madre y a varias señoras del edificio donde vivíamos, y es que para sus claridosas y entrometidas mentes, -alguien de su calaña no debería siquiera permitírsele formar una familia, que impúdico e indecente-, a mi madre nunca le pareció trabajar para aquella señora, pero lo intolerante se convertía en aceptable cuando por razones de impulcritud y poco refinamiento siempre era la única que pagaba a tiempo, por que el dinero no sobraba y menos desde que mi padre se convirtió en el tirano destructor de castillos olvidándose que el grupo de tres que dejó atrás seguian comiendo y viviendo. El grito exaltado de Luis mi hermano me anclo nuevamente al suceso fatídico de esa tarde, el grito agudo y vivas de su pequeña voz dio aviso del momento inminente, el demonio se hizo presente y yo no quería verlo de frente, pero ahí estaba yo, nuevamente sembrado en aquel terreno de histeria, no había escape, así que tendría que revivirlo una vez más. Todos miramos casi al instante de escuchar a mi hermano Luis, nos sorprendió la visión de un hombre que se encontraba justo enfrente de nosotros, aquel hombre acompañado de una mujer y un niño de casi la edad de Jimena había detenido su marcha de forma inmediata al escuchar también el grito de ¡Papá¡, nuestra impresión no fue por nada comparada con la que tuvo el al vernos parados ahí. Pude ver nuevamente su rostro cambiar de un rojo a un morado y después volverse transparente, su cuerpo vibró por unos instantes como una gelatina que tiembla cuando es removida de su recipiente, un segundo después su mano derecha posada sobre su corazón y una caída que dejó a todos sin habla, su cabeza azotó contra el piso de una forma plana y sin resistencia. No dijo nada, no habló, no tuvo tiempo de eximir palabra, sus labios quedaron entreabiertos con la palabra clavada a su lengua, nunca eh pensado en lo que habrá querido decir, pero ahora que me encuentro nuevamente aquí viéndolo tirado en el piso, atrapado en un cuerpo de once años pero con la conciencia de alguien que ha vivido muchos años más, consiente del momento y de la situación, me hago esa pregunta, -¿habrá querido disculparse? O simplemente ¿habrá sido solo un reflejo de sorpresa de vernos ahí?. Nunca perdoné a mi padre y menos al saber que la mujer y el niño eran su mujer y su hijo, en ese instante me obligué a mi mismo a olvidar ese suceso lo guarde en el fondo de mi mente y me juré nunca más pasar por aquel lugar.
No puedo esperar para adelantar la película, -pensé
Aun no comprendía lo que pasaba pero entendía que el cambio me mostraría otro instante trágico en mi vida, reconozco que esa fue una deducción sencilla de hacer , aunque en realidad estaba muy lejos de entender las reglas de este juego carente te todo fundamento de realidad, -Porque todo esto solo se debe de tratar de un sueño, -sin embargo estoy conciente o creo estarlo, tan es así que puedo discernir entre un evento y otro, no me encuentro sumergido en un letargo en el que pareces estar viviendo algo y en el momento en que el sonido estridente de tu despertador estalla por todo el cuarto despiertas y todo lo vivido desaparece convirtiéndose ocasionalmente en un leve recuerdo. Aunque por otro lado solo en un sueño podría revivir y viajar de un lugar a otro en la forma en la que ha estado ocurriendo, -no entiendo lo que pasa, lo únicamente rescatable de esta situación, es que gracias a esas visiones, vivencia o recuerdos reprimidos, o sea lo que sean que nuevamente llegaron a mi, eh podido recapacitar y entender lo mucho que esos sucesos afectaron mi vida, -creo que comienzo a entender cada una de mis conductas; lo amargo de mis palabras, la apatía a conversar con las personas y tener amigos, pero sobre todo la interpretación amplificada de lo imposible que se hace conseguir un sueño. Lo único seguro para mi en estos momentos es que si se trata de mi vida tendría que tener un principio y un final y que las partes intermedias serian solo una puerta para interpretar aquellos momentos felices o infelices que dejé a tras.
-Así que cerré los ojos, -Esta ves aprendería como funcionan los saltos y sería yo quien escogería el próximo punto de mi vida.
Continua...
Busca el Segundo capitulo de "La vida en coma" la siguiente semana...
En el trayecto de un ciclo siempre es más complicado vivir el final que el principio, ya que es el punto donde la conciencia se da cuenta de que se han cometido los mismo errores, esa es la sensación en la que se encuentra sumergido Rolando“Penas” como le dicen los que le conocen, y es que el apodo le viene de raiz como dicen algunos por ahí, solo basta con platicar diez minutos con el, para comenzar a sentir la ansiedad, depresión y baja autoestima con las que expresa cada una de sus palabras. Y es que Rolando es capaz de generar en los que lo escuchan un sentimiento de tristeza profunda y una desesperanza tal que las metas internas se terminan pensando como hazañas imposibles. Esta situación a llevado a Rolando a quedarse un poquito solo, y digo solo un poquito, porque aun me tiene a mi, que a pesar de lo complicado que es llevar una relación con el, lo considero mi amigo, lo conozco perfectamente, podría decir que mejor que nadie, se como piensa, conozco las cosas que le gustan, lo que le pone contento y triste, se que es un tipo inteligente, rodeado de personas que lo quieren y respetan, que ha logrado infinidad de cosas en su vida, pero también se que ninguna de ellas le satisfacen o le llenan, que sus triunfos obtenidos se ven disminuidos por lo que el llama logros mediocres y sin sentido. Toda su vida hizo cosas para demostrarle a los demás que el sería alguien importante, se sentía orgulloso de ser un niño con preocupaciones de adulto –Cuando sea grande me comprare una casa enorme, Tendré un auto del año, Viviré con mi esposa e hijos, ¡Tendré!, ¡conseguiré!, ¡seré!, todo en un futuro que se considera bueno-, -solo es cuestión de esforzarse creía Rolando y es que a su vez el estigma de madurez que su familia puso sobre el, fue una carga pesada que le hizo pensar que por el simple hecho de ser así ya tenia el triunfo asegurado. Ya para sus 25 años Rolando no tenia auto, casa, ni novia, edad en la que según el ya debería contar con auto del año, departamento y una novia con la que estuviera en planes de matrimonio. Pronto esto comenzó a llenarle la mente de frustraciones y a sumergirlo en una depresión interna, su carácter comenzó a cambiar, poco a poco sus platicas se fueron convirtiendo en historias de negatividad, se llenó de miedos y culpas infundadas, su mente viajaba constantemente hacia mundos de reproche donde el debió hacer o decir tal cosa, pensaba que lo bueno aun no llegaba, En ocasiones, se llenaba de coraje y pensaba en el porqué de la vida, si el había sembrado porque no cosechaba. Realizaba sus actividades diarias sin entusiasmo, y ahora entendía que las preocupaciones de adulto no eran ni por tantito las que el había imaginado. Así que pronto comenzó a minimizar mas y más sus actividades, en el trabajo no veía oportunidades así que comenzó a amargarse su estancia ahí, y constantemente la misma pegunta retumbaba en su mente ¿cuando llegará el día?, -que día le preguntaba yo-.
En cierta ocasión me encontraba haciendo el recorrido normal por el bosque de Tlalpan, recorrido que me gusta hacer desde hace más de cinco años, 7:30 en punto -partir desde la entrada y rodear la fuente, correr hasta el ultimo asador y de regreso, todo en treinta minutos- esa mañana de sábado no era muy diferente a las demás, solo que en esa ocasión me tomaría más tiempo para relajarme del estrés semanal mirando simplemente la vegetación del lugar y tal vez divagar un tanto sobre las circunstancias del país, el trabajo, el amor, el fut bol, los amigos, y todas aquellas cosas de que tan inútilmente llenamos en ocasiones la mente, mi marcha era suave tal como lo había planeado, me sorprendió de pronto ver que ningún pensamiento pasaba por mi mente, que simplemente recorría el camino, viendo a mi alrededor y disfrutando realmente del paisaje, del olor de los árboles, y el sonido de los pájaros. El camino se hizo fácil, pero yo seguía extrañado y confundido por lo que pasaba en este día, tan común y simple como todos, pero distinto y confuso como ninguno. Mi extrañeza radicaba en el hecho de que mi mente, siempre llena de cosas, situaciones, imágenes, -siempre ruidosa y gritona, siempre activa,- en estos momentos realmente me abandonaba y me dejaba libre de culpas y reproches. Que tiene este día de especial, -me pregunté, -que hice diferente en mi rutina, que hoy me siento limpio, liviano y muy confiado, que sensación tan gratificante. Así que acostumbrado a cuestionar todo suceso ocurrido en la ocupación de mi vida, comencé a cuestionar y repasar cada una de las actividades que realicé por la mañana, -únicamente con la intención de encontrar algo diferente, algo que tal ves pasé por desapercibido y claro una ves detectado poder repetirlo a diario, por que eh de mencionar que soy de las persona mas rutinarias en este mundo, me considero metódico y muy quisquilloso con mis actividades. Cuando comienzo algo no paro hasta conseguirlo, mi mente no se tranquiliza hasta que encuentro una solución y cuando por fin la encuentro, paso el resto del día repasando una y otra ves la misma idea hasta que llega el día de llevarlo acabo, no puedo pensar en otra cosa hasta que llega el momento deseado, si estoy en alguna reunión estoy pensando, cuando voy al trabajo pienso, y cuando platico con alguien y mi mente cambia el canal, viene el pensamiento como un camicase japonés estrellándose contra la cabeza y continuo con la idea. >>Sonó el despertador, abrí mis ojos, encendí el televisor, fui al baño, me miré al espejo y me noté algo pálido, un poco ojeroso también, revisé, -nada en el estomago, en la garganta, la cabeza tampoco me dolía-. Mmm, -creo que debe ser la falta de sueño de la que he padecido durante la semana-, me vestí apresurado por que ya eran más de las seis de la mañana y mi caminata no puede empezar pasadas las siete treinta, comí algo sencillo, y apresuré el paso, subí a mi auto, lo encendí rápidamente y me dirigí al bosque, como es fin de semana, sabía que el tráncito no es muy pesado esos días, sin embargo un nudo de autos parados justo en la incorporación de Churubusco y Tlalpan detuvieron súbitamente mi marcha, -80 kilómetros por hora velocidad constante al incorporarme a una avenida principal y cien kilómetros por hora si la avenida es rápida, así como 20 kilómetros si es calle normal. Pero el problema fue que el velocímetro de mi auto bajo a cero, parado totalmente en una avenida de ochenta, súbitamente sentí como mi estomago reprochaba tal situación, -ahora tendría que empezar mi caminata después de la siente treinta- ¿y por que?, solo por la estupidez de unos jóvenes, que por su necesidad incomprensible de beber mientras conducen, volcaron su auto a más de 130 kilómetros por hora en una avenida ya eh dicho de ochenta. Estacioné mi auto cerca de la entrada principal, no quería perder más tiempo, mi estomago mantenía la molestia y pronto contagió a cada músculo y célula de mi cuerpo, así que todo yo estaba enojado por una situación que había pasado diez minutos atrás. Entré al parque y…<<>>Rolando, Rolando! escuche a mi madre, - no te alejes Rolando, camina rápido, fue con esa voz y ese llamado de mi madre que comprendí que mis esfuerzos por cambiar de rumbo no resultaron. -Entendí que nuevamente me había convertido en el personaje de mi propia vida, y ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Pronto me sorprendí caminando detrás de mi madre, ella llevaba de la mano a Luis y a Jimena, yo por ser el mayor tenía que escoltarlos por si alguno de ellos se soltaba de la cadena humana bajo la cual mi madre nos obligaba a caminar. Un viaje al centro de la ciudad siempre requería de un poco de osadía y valentía por parte de mi madre, -no había con quien dejar a los niños comentaba con Doña Eufemia, la vecina del departamento cuatro-, así que no quedaba más que cargar con ese pequeño regimiento conformado por dos soldados de infantería de entre los cinco y ocho años y aquel capitán con grado superior de sexto de primaria. -Pero con todo esto siempre fue interesante caminar por aquellas calles repletas de personas corriendo cargados con bolsas y bultos llenos de mercancía diversa. -El centro continua siendo un laberinto para aquellos que no lo visitan continuamente, sus calles y edificios coloniales se camuflaean detrás de infinidad de puestos y comerciantes que hacen suyo el camino a través de gritos y ademanes que invitan al paseante a comprar los artículos piratas que son mas corrientes pero mas baratos, lo que hace de un Centro Histórico un Centro Caótico.
Nos detuvimos en la tienda de telas, por encargo de la señora Elvira, había que comprar cinco metros de tela color azul turquesa y algo de lino color verde que combinara con unos zapatos de tacón bajo que “la revienta clientes” usaría el día de su boda, nunca nadie supo como fue que agarró marido, y menos yo, que solo repito lo que solía escuchar decir a mi madre y a varias señoras del edificio donde vivíamos, y es que para sus claridosas y entrometidas mentes, -alguien de su calaña no debería siquiera permitírsele formar una familia, que impúdico e indecente-, a mi madre nunca le pareció trabajar para aquella señora, pero lo intolerante se convertía en aceptable cuando por razones de impulcritud y poco refinamiento siempre era la única que pagaba a tiempo, por que el dinero no sobraba y menos desde que mi padre se convirtió en el tirano destructor de castillos olvidándose que el grupo de tres que dejó atrás seguian comiendo y viviendo. El grito exaltado de Luis mi hermano me anclo nuevamente al suceso fatídico de esa tarde, el grito agudo y vivas de su pequeña voz dio aviso del momento inminente, el demonio se hizo presente y yo no quería verlo de frente, pero ahí estaba yo, nuevamente sembrado en aquel terreno de histeria, no había escape, así que tendría que revivirlo una vez más. Todos miramos casi al instante de escuchar a mi hermano Luis, nos sorprendió la visión de un hombre que se encontraba justo enfrente de nosotros, aquel hombre acompañado de una mujer y un niño de casi la edad de Jimena había detenido su marcha de forma inmediata al escuchar también el grito de ¡Papá¡, nuestra impresión no fue por nada comparada con la que tuvo el al vernos parados ahí. Pude ver nuevamente su rostro cambiar de un rojo a un morado y después volverse transparente, su cuerpo vibró por unos instantes como una gelatina que tiembla cuando es removida de su recipiente, un segundo después su mano derecha posada sobre su corazón y una caída que dejó a todos sin habla, su cabeza azotó contra el piso de una forma plana y sin resistencia. No dijo nada, no habló, no tuvo tiempo de eximir palabra, sus labios quedaron entreabiertos con la palabra clavada a su lengua, nunca eh pensado en lo que habrá querido decir, pero ahora que me encuentro nuevamente aquí viéndolo tirado en el piso, atrapado en un cuerpo de once años pero con la conciencia de alguien que ha vivido muchos años más, consiente del momento y de la situación, me hago esa pregunta, -¿habrá querido disculparse? O simplemente ¿habrá sido solo un reflejo de sorpresa de vernos ahí?. Nunca perdoné a mi padre y menos al saber que la mujer y el niño eran su mujer y su hijo, en ese instante me obligué a mi mismo a olvidar ese suceso lo guarde en el fondo de mi mente y me juré nunca más pasar por aquel lugar.
No puedo esperar para adelantar la película, -pensé
Aun no comprendía lo que pasaba pero entendía que el cambio me mostraría otro instante trágico en mi vida, reconozco que esa fue una deducción sencilla de hacer , aunque en realidad estaba muy lejos de entender las reglas de este juego carente te todo fundamento de realidad, -Porque todo esto solo se debe de tratar de un sueño, -sin embargo estoy conciente o creo estarlo, tan es así que puedo discernir entre un evento y otro, no me encuentro sumergido en un letargo en el que pareces estar viviendo algo y en el momento en que el sonido estridente de tu despertador estalla por todo el cuarto despiertas y todo lo vivido desaparece convirtiéndose ocasionalmente en un leve recuerdo. Aunque por otro lado solo en un sueño podría revivir y viajar de un lugar a otro en la forma en la que ha estado ocurriendo, -no entiendo lo que pasa, lo únicamente rescatable de esta situación, es que gracias a esas visiones, vivencia o recuerdos reprimidos, o sea lo que sean que nuevamente llegaron a mi, eh podido recapacitar y entender lo mucho que esos sucesos afectaron mi vida, -creo que comienzo a entender cada una de mis conductas; lo amargo de mis palabras, la apatía a conversar con las personas y tener amigos, pero sobre todo la interpretación amplificada de lo imposible que se hace conseguir un sueño. Lo único seguro para mi en estos momentos es que si se trata de mi vida tendría que tener un principio y un final y que las partes intermedias serian solo una puerta para interpretar aquellos momentos felices o infelices que dejé a tras.
-Así que cerré los ojos, -Esta ves aprendería como funcionan los saltos y sería yo quien escogería el próximo punto de mi vida.
Continua...
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